sábado, 13 de noviembre de 2021

Movement de New Order: 40 años de un experimento de transición lejos del mito de Ian Curtis

Este 13 de noviembre se cumple un nuevo aniversario del primer disco de la banda que emergió en Manchester tras el suicidio de líder y cantante del proyecto anterior, Joy Division.


Aquel día de mayo de 1980 que Ian Curtis eligió para suicidarse, no solo se llevaría por siempre el genio con el que el artista navegó en contra de la canción de la época, y sus brazos descontrolados, sus letras “dadaístas” hechas de papeles que salían de una bolsa, su melancolía y una actitud para enfrentar al mundo como un experimentado ser de más del doble de la edad que tenía. 


También enterraría bajo el mármol y la piedra (como reza “In a lonely place”, una de sus últimas composiciones) un liderazgo y el nombre Joy Division para siempre. ¿Qué dejaría? La obligación de un grupo de músicos que años antes se vio alcanzado por la onda expansiva de bandas de punk que llegaron a Manchester para encender la mecha de lo que sería el post-punk en la isla. 


“Nunca hubo sugerencia alguna de rendirnos y volver a nuestro trabajo diario”, contó el baterista Stephen Morris en su autobiografía Record Play Pause. Había que encontrar algún motivo para seguir adelante saboreando algo que descubrieron que bastante bien podían hacer. Varios fueron los nombres que se barajaron, así como tuvieron que abrir un nuevo mazo para nombrar a este juego como New Order.


Aquella primera señal de discontinuidad forzada se dio con el disco Movement, grabado en los estudios Strawberry de Stockport, mezclado en los estudios Island de Londres y publicado el 13 de noviembre de 1981. Y ese primer sonido llegó de la mano de “Dreams never end”, que en su letra le haría frente al Curtis escritor que tiempo atrás había dicho que los sueños sí mueren –en la letra de “Insight”, de Joy Division–.


Un bajo de Peter Hook en las primeras notas mostraba algún punto en común con aquel otro que él mismo supo tocar en la agrupaciòn anterior, pero bastarían tan solo 7 segundos para presentar, a través de la batería de Morris, la nueva tendencia de la banda que rápidamente se metería hasta en los boliches, que tendría más sintetizadores sonando que el proyecto previo, que se había mantenido en la oscuridad, con sonidos monótonos pero no así no atrapantes. 


En el fondo sonaban las guitarras de Bernard Sumner y de Gillian Gilbert, novia de Morris y nueva integrante que llegaría para completar, desde el teclado y la guitarra, el cuarteto que 18 meses atrás había quedado rengo.


Luz sobre la voz oscura

La sombra de Ian Curtis continuaría en ese intento por seguir la línea con la voz de Peter Hook en ese primer track. “Habíamos perdido a nuestro cantante, eso ya era bastante desalentador. Es increíble cuán vulnerable y desnudo uno se siente cantando. Me doy cuenta ahora mientras la gente toca y canta, porque es mucho mejor. Incluso en la actualidad, si rompés una cuerda y pierdo la guitarra, realmente me siento como si se me cayeran los pantalones”, contó el bajista en una entrevista que dio en 2017 a TeamRock.


¿Quién sería la nueva voz que marcaría una nueva identidad en el resto de la obra de New Order? El debate se abrió para los tres integrantes masculinos. Hook podía hacerlo pero, como se vio, no le sería nada cómodo. El desenlace de esta disputa se resolvería con Sumner al frente (o mejor dicho, detrás) del micrófono. De esta forma, armonía, sonido y voz encajaban en lo que el momento y la moda pedían y acostumbraban –a diferencia del proyecto anterior, que desencajaba y empujaba al desacostumbrar–, con un sonido más electrónico como en “Truth” y “Senses”, más experimental, con la incorporación de ruidos y sonidos rara vez utilizados que, de la mano del visionario productor Martin Hannet, serían parte del luego reconocido “sonido de Manchester” del que otras populares bandas se guiarían.


Ian Curtis. Con su muerte murió Joy División.  Con la muerte de Joy División nació New Order.

Pero los lazos directos con la sombra de Curtis se harían notar también en otra canción como “ICB”. Luego de un viaje de vuelta desde Estados Unidos, ya como New Order, las manetas tenían un sticker que decía “ICB”. “Dije, ‘Miren, es Ian Curtis Enterrado (Ian Curtis Burried, en inglés). Finalmente era el nombre de la compañía de transporte, International Couriers Business o algo así. Pero también era ICB y a todos les gustó”, contó Peter Hook en una entrevista en la que se develó el misterio del nombre.


Luca Prodan, el importador

“En Inglaterra, mi novia era la manager de un conjunto que se llamaba Manicured noise, o sea Ruidos manicureados, y la batera que después fue la primera batera de Sumo, era la novia del guitarrista de Joy Division que después fue el guitarrista de New Order también”, relató Luca Prodan en la última entrevista que concedió a Tom Lupo en 1987, apenas unos meses antes de su muerte. El embajador de Joy Division en Argentina había sido el líder de Sumo. El sonido que quiso lograr en el país era el que traía desde Europa, tan desconocido para el resto de los integrantes.


Luca Prodan buscó imponer en Argentina el sonido de Joy Division y 
le dio espacio a New Order en uno de sus primeros temas.


La línea de New Order se cruzaría con la música argentina con Movement. Es que en el primer álbum de Sumo de 1983, Corpiños en la madrugada, se incluiría la canción “Divididos por la felicidad”, que en un principio se iba a llamar “Divided by joy” y con ella sobran los motivos para relacionar a ambas bandas. Se trataba de una copia, con otra letra y grabada en Nono, Córdoba, de la canción “ICB” incluida en el disco debut de New Order.


 
"ICB", de New Order, y "Divididos por la felicidad", de Sumo. Se cuenta que Luca y Dafunchio la escribieron para homenajear a Joy División.


Movement fue un experimento de transición. Fue la necesidad de un grupo de músicos para seguir adelante. Fue un intento de olvido que quedó trunco, pero también fue un indicio del sonido que se impondría rápidamente y que, como vimos con Luca Prodan, se extendería por todo el mundo.


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