domingo, 2 de junio de 2019

Un recuerdo complejo que llegó sin avisar

Leyendo sobre el proceso creativo, de sus distintas etapas, entre ellas la incubación y la iluminación, sobre bloqueos y revelaciones, me aparece una imagen que era frecuente, familiar, habitual y normal hasta, ponele, una década atrás. Me viene con lujos de detalles. Me sorprende y me quita el sueño porque nunca antes me había acordado de algo tan minúsculo, y hoy me llega como un combo completo, con todos los ingredientes. 

Es una parada de colectivos. 
De hormigón, sobre Panamericana (aunque en realidad es en el punto justo en el que se mezcla con la Ruta 8).

Con el progreso, las modificaciones de la ruta, se hizo más fácil caminar un poco más hacia la parada siguiente, básicamente para conservar la vida.
El punto geográfico es Pilar. A unos 50 kilómetros, tal vez, de donde vivo hoy.
La parada tiene techo de cemento. Los dos asientos, cada uno para dos personas, enfrentados. Hablo en presente porque lo siento actual, aunque hace años que no la piso, no evito sus charcos los días de lluvia y los siguientes. Cada asiento está sostenido por dos tornillos grandes, que no sobresalen y eso hace que puedas apoyar tu espalda. ¿Su altura? Un adulto puede sentarse y mantener los pies, toda su suela, en el piso. Un nene que, con su padre, madre o hermano que acompaña para tomar el bondi hacia el jardín, como lo fue con Facu o Agus, 15 y 19 años menores, solo puede sentarse con los pies colgando, balanceándolos hasta que el colectivo viniera, se subiera cerca de la estructura, y el resto es viajar. El poco espacio vertical de hormigón está cubierto por carteles o restos de ellos, promocionando peñas, jineteadas, candidatos política, etc. 
Pero todo esto estaba acá. Estuvo siempre. Algo lo despertó. Algo lo hizo venir. En este momento un domingo a las 2 AM. Es como si hubiese ido de vuelta a esos escasos metros cuadrados, volviera y escribiera de ellos. Pero no.
Se abrió un cajón y tenía ese espacio rodeado de yuyos a veces altos y manchados por la acumulación de agua y tierra. 
No me voy a poner a buscar una razón. Esta lógica no va por ahí. No quiero un destino. Voy simplemente a querer que imágenes del pasado, recuerdos recuperados y detalles, vuelvan a aparecer sin avisar. Y yo que insisto en la preocupación de no recordar tanto como quisiera...

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